PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIÓN “NATURALEZA PRESA”. 2002.
Corrala de Santiago. Universidad de Granada.
La pintora Carmen Casas Úbeda nos sorprende en cada nueva exposición, no solo por la plasticidad, la belleza y la potencia de su arte sino por la propuesta de reflexión, de indagación en la realidad más nuestra. Como quien piensa con metáforas, con imágenes, es su pensar más bien una provocación que un argumento, pero de eso se trata, de incitarnos a interpretar la vida, nuestra vida. Me detengo ante uno de sus cuadros Pájaro rojo. Explicarlo es una vana tentación. Sólo aceptar que al mirarlo me ve a su vez, me refleja en su mirada. Un pájaro vuela atrapado en el aire rojo, algunas plumas que ha perdido en el vuelo flotan ante mis ojos. Pobre pájaro frágil que no puede marcharse pues vaya a donde vaya se encontrará consigo mismo, sus vuelos no le llevan a ninguna parte, las rejas están en su corazón: la cerradura, la llave son símbolos claros de nuestra vida, de nuestra muerte. Voy creyendo que ese pájaro soy yo. El pájaro de la libertad vuela entre rejas, el aire está barrado. Naturaleza presa, paredes invisibles, cristal que nos devuelve un cerco inoportuno. Pero también el cálido vaho de algún aliento amigo.
La luz, el sol, la tierra, las sombras protectoras, la luna roja, la noche conocida. Estar vivo con todo lo cercano. Sentirse vivo con lo vivo cercano quizá sea una filosofía que nos reconcilie con la propia tragedia de nuestras diarias muertes (“Para vivir un año es necesario/ morirse muchas veces mucho”, escribió el poeta Ángel González). Sentirse vivo aquí y ahora y dar gracias por ello, por estar a resguardo del frío y de la tormenta, puede ser una manera humilde y sabia de estar en la tierra, si lo pensamos uno a uno y cuando sea posible esa sencilla felicidad, pero si pensamos en las terribles injusticias de nuestro inefable mundo global no podemos estar conformes. Por eso no debemos perder el sueño de otra manera de estar en la tierra. Sentirnos vivos también con lo vivo lejano. Soñar la libertad. Ese es el sueño que me traen estos trazos, estos colores, este fuego y este frío que Carmen Casas arranca de la vida.
Ángeles Mora.